Hace
un par de semanas la revista laboral CareerCast publicó una lista
con los mejores trabajos en la que los leñadores y periodistas
ocupaban, no con mucho orgullo, los dos últimos lugares del ranking.
Entre los argumentos de esta posición se encuentran los altos
niveles de desempleo y los cambios tecnológicos que han provocado
inestabilidad y desempleo. Si a esto se le suma que según el sitio
mifuturo.cl,
patrocinado por el gobierno, un periodista recién egresado gana
entre seiscientos y novecientos mil pesos, un sueldo muy menor
comparado a la oscilación entre uno y dos millones de un abogado
durante su primer año de trabajo, entonces, la pregunta se hace
evidente ¿Por qué la gente estudia periodismo? ¿Cuál es la
motivación y promesa al estudiar esta carrera?
Abraham
G. tiene 26 años, egresó de la Universidad Diego Portales el
2011 pero comenzó trabajando como periodista en 3TV, el canal online
de La Tercera, el 2009. Desde ahí pasó por Las Últimas Noticias y
actualmente se desempeña en el late de Mega “Más vale tarde”
formalmente como productor, pero en la práctica propone pautas,
contacta a los entrevistados, los convence de salir en cámara, les
hace las preguntas, hace de notero y algunas veces hasta edita los
videos.
Reconoce
haber ingresado a esta carrera, como muchos, escapando de los
números, y no se arrepiente. "Es una carrera entretenida,
dinámica, conoces gente y lugares. Finalmente todo vale la pena",
dice convencido. Lleva poco tiempo en el mundo laboral pero lo ha
vívido intensamente. Agradece la oportunidad de haber reporteado
acontecimientos importantes, en los cuales ha servido como buscador
de noticias humanas. Distingue otro tipo de reportero, aquel de datos
duros que busca información técnica y de autoridades, pero no ha
sido su caso en las catástrofes que ha cubierto.
Destaca
el sufrimiento del que ha sido testigo en ellas.”Tú vas
inmediatamente después y ves ciudades completas en el suelo, gente
pasándolo mal. Una vez cuando reporteé el terremoto del 2010, me
encontraba con mis compañeros grabando imágenes en un gimnasio
municipal saturado de cadáveres. Entonces, de pronto entró una
señora acompañada de unos militares, destapó un cuerpo y explotó
en llano y desesperación". Pese a choquearse en estas
situaciones –que afirma son recurrentes-, reconoce que con el
tiempo se ha "insensibilizado", pues asegura que es
necesario para realizar un mejor trabajo sin distraerse “pero sin
perder la consciencia, eso sí”.
Sin
embargo, no todo es tragedia. En esa misma ocasión a Abraham se le
acercó un niño que le enseñó el lugar y testificó frente a
cámara su inocente experiencia en la catástrofe. Ese vídeo lanzó
a la fama al Zafrada
y también a Abraham, quien obtuvo críticas y al mismo tiempo
nominaciones a premios por esa nota.
El
periodismo siempre ha sido una labor cuestionada y Abraham lo
confirma. A diferencia de otras profesiones, el trabajo del reportero
es masivo y cuestionado por todos los que están expuestos a verlo.
"Desde tu jefe hasta la gente que ve tu trabajo, esa es una
diferencia con otras pegas",
comenta. Otra particularidad es, indudablemente, el carácter
aventurero que implica al estar en terreno. En su caso, ha dormido en
los lugares más inhóspitos, desde una radio comunitaria hasta el
mismo auto en el que ha llegado.
En
el terremoto de Iquique recurrió a estas soluciones. Para esa
ocasión, cuando la alarma sonó Abraham debió interrumpir sus
vacaciones. "El periodista tiene que estar conectado con la
realidad y también tiene tiempos distintos al resto, ese es uno de
los temas que implica más sacrificio. De pronto estás en la casa,
pasa algo y tienes que irte”, comenta sin quejarse por el freno de
su reposo. “Es como la pega
de los bomberos”, añade.
Es
común que en circunstancias catastróficas exista cierto nivel de
sensacionalismo, siendo ésta una de las cosas más criticadas del
periodismo. Sin embargo, Abraham sostiene que es un mal necesario e
indispensable a la hora de “presionar a las autoridades y hacer que la gente se
ponga la mano en el corazón”. Afirma que es es sumamente importante la labor del periodismo en ese sentido,
“Para un presidente no debe ser fácil tener un terremoto en el
norte y para más encima una televisión que habla todo el día de
eso”, añade.
Otra
crítica recurrente son las líneas editoriales de los medios y cómo
omiten o cambian la información para beneficiar a sus dueños o a
los círculos de poder. Si bien Abraham está de acuerdo con que a
veces existen límites, reconoce que en Chile hay transparencia en
esta labor y que hasta donde le ha tocado ver las restricciones son
pocas. Sin embargo, pese al avance que ha tenido la prensa
-contrastando con la dictadura, por ejemplo- cree que aún hay
trabajo pendiente en este ámbito.
Y
está dispuesto a contribuir en ello, pues, pese a todo, Abraham no
se arrepiente de haber elegido esta carrera. Con una visita a Juan
Fernández, dos terremotos, un tsunami y el rescate de los mineros,
más toda la labor diaria, justifican para él y para muchos de sus
compañeros el ser periodista, una labor sacrificada pero que cuando
la ejerces nunca deja de enseñarte, sorprenderte y mostrarle algo
más a la sociedad.
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