miércoles, 28 de mayo de 2014

Periodismo: ¿La peor carrera?


Hace un par de semanas la revista laboral CareerCast publicó una lista con los mejores trabajos en la que los leñadores y periodistas ocupaban, no con mucho orgullo, los dos últimos lugares del ranking. Entre los argumentos de esta posición se encuentran los altos niveles de desempleo y los cambios tecnológicos que han provocado inestabilidad y desempleo. Si a esto se le suma que según el sitio mifuturo.cl, patrocinado por el gobierno, un periodista recién egresado gana entre seiscientos y novecientos mil pesos, un sueldo muy menor comparado a la oscilación entre uno y dos millones de un abogado durante su primer año de trabajo, entonces, la pregunta se hace evidente ¿Por qué la gente estudia periodismo? ¿Cuál es la motivación y promesa al estudiar esta carrera?

Abraham G. tiene 26 años, egresó de la Universidad Diego Portales el 2011 pero comenzó trabajando como periodista en 3TV, el canal online de La Tercera, el 2009. Desde ahí pasó por Las Últimas Noticias y actualmente se desempeña en el late de Mega “Más vale tarde” formalmente como productor, pero en la práctica propone pautas, contacta a los entrevistados, los convence de salir en cámara, les hace las preguntas, hace de notero y algunas veces hasta edita los videos.

Reconoce haber ingresado a esta carrera, como muchos, escapando de los números, y no se arrepiente. "Es una carrera entretenida, dinámica, conoces gente y lugares. Finalmente todo vale la pena", dice convencido. Lleva poco tiempo en el mundo laboral pero lo ha vívido intensamente. Agradece la oportunidad de haber reporteado acontecimientos importantes, en los cuales ha servido como buscador de noticias humanas. Distingue otro tipo de reportero, aquel de datos duros que busca información técnica y de autoridades, pero no ha sido su caso en las catástrofes que ha cubierto.

Destaca el sufrimiento del que ha sido testigo en ellas.”Tú vas inmediatamente después y ves ciudades completas en el suelo, gente pasándolo mal. Una vez cuando reporteé el terremoto del 2010, me encontraba con mis compañeros grabando imágenes en un gimnasio municipal saturado de cadáveres. Entonces, de pronto entró una señora acompañada de unos militares, destapó un cuerpo y explotó en llano y desesperación". Pese a choquearse en estas situaciones –que afirma son recurrentes-, reconoce que con el tiempo se ha "insensibilizado", pues asegura que es necesario para realizar un mejor trabajo sin distraerse “pero sin perder la consciencia, eso sí”.

Sin embargo, no todo es tragedia. En esa misma ocasión a Abraham se le acercó un niño que le enseñó el lugar y testificó frente a cámara su inocente experiencia en la catástrofe. Ese vídeo lanzó a la fama al Zafrada y también a Abraham, quien obtuvo críticas y al mismo tiempo nominaciones a premios por esa nota.

El periodismo siempre ha sido una labor cuestionada y Abraham lo confirma. A diferencia de otras profesiones, el trabajo del reportero es masivo y cuestionado por todos los que están expuestos a verlo. "Desde tu jefe hasta la gente que ve tu trabajo, esa es una diferencia con otras pegas", comenta. Otra particularidad es, indudablemente, el carácter aventurero que implica al estar en terreno. En su caso, ha dormido en los lugares más inhóspitos, desde una radio comunitaria hasta el mismo auto en el que ha llegado.

En el terremoto de Iquique recurrió a estas soluciones. Para esa ocasión, cuando la alarma sonó Abraham debió interrumpir sus vacaciones. "El periodista tiene que estar conectado con la realidad y también tiene tiempos distintos al resto, ese es uno de los temas que implica más sacrificio. De pronto estás en la casa, pasa algo y tienes que irte”, comenta sin quejarse por el freno de su reposo. “Es como la pega de los bomberos”, añade.

Es común que en circunstancias catastróficas exista cierto nivel de sensacionalismo, siendo ésta una de las cosas más criticadas del periodismo. Sin embargo, Abraham sostiene que es un mal necesario e indispensable  a la hora de “presionar a las autoridades y hacer que la gente se ponga la mano en el corazón”. Afirma que es es sumamente importante la labor del periodismo en ese sentido, “Para un presidente no debe ser fácil tener un terremoto en el norte y para más encima una televisión que habla todo el día de eso”, añade.

Otra crítica recurrente son las líneas editoriales de los medios y cómo omiten o cambian la información para beneficiar a sus dueños o a los círculos de poder. Si bien Abraham está de acuerdo con que a veces existen límites, reconoce que en Chile hay transparencia en esta labor y que hasta donde le ha tocado ver las restricciones son pocas. Sin embargo, pese al avance que ha tenido la prensa -contrastando con la dictadura, por ejemplo- cree que aún hay trabajo pendiente en este ámbito.



Y está dispuesto a contribuir en ello, pues, pese a todo, Abraham no se arrepiente de haber elegido esta carrera. Con una visita a Juan Fernández, dos terremotos, un tsunami y el rescate de los mineros, más toda la labor diaria, justifican para él y para muchos de sus compañeros el ser periodista, una labor sacrificada pero que cuando la ejerces nunca deja de enseñarte, sorprenderte y mostrarle algo más a la sociedad. 

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